En realidad, el tiempo necesario para que crezcan es de 20 a 24 semanas pero esto se refiere a la cebolla, cebolla. Lo que yo llamo “cebolla tierna” o cebolleta se puede cosechar antes. Las mías tienen 14 semanas…Ups.
Si sigo el proceso cronológico debería esperarme pero, si sigo la señales externas, ya está la cosa a punto.
«Cuando se dobla el tallo, es el momento donde la planta de cebolla está finalizando su desarrollo físico. Ya no formará más hojas y las existentes cambiarán a verde y a amarillo marrón. En general, se puede decir que el momento de cosechar es cuando entre el 90 y el 100% de las plantas se ha doblado pero todavía tienen el 50% de hojas verdes. » Me acojo a este segundo argumento para mis tres cebollas porque, como buena urbanita con huerto, ya tengo mis plantitas tomateras ( ya con flor y tomatitos) , espinacas y albahaca preparadas para venir a vivir al huerto. Necesito esa franja de tierra. ; – )
Así que vais a presenciar la cosecha de tres cebollas, cebolletas, micro-cebollas o cebollas jíbaras ( esta es mi especialidad, el jibarismo vegetal) que, junto con mis diez cacahuetes,
y dos zanahorias lovers,
acaparan el puesto top de honor en el ranking de suspense del huerto. Los tomates, el perejil y la rúcula ya están dominados…
¿Habrá algo bajo la tierra ( similar a una cebolla)?
Pues no. Son nanocebollas…por ponerles algún nombre.
La aventura de las tres cebollas ha acabado con su preparación con sal Maldon y aceite de oliva virgen extra. Su tamaño no es proporcional al lloriqueo que me ha provocado pelarlas y partirlas en dos. ¿Cómo es posible si son nano-nadas? Creo que se han ido vengando de mí. Lentamente…
Lo siguiente ha sido catarlas. Ya podíamos prever que picarían. Y, sí, pican y mucho. Hasta lo incomible.
Total, estas tres cebollas (pequeñas pero matonas) han consumado su venganza.
Touché.
NB : … Aunque » a cebollas muertas, tomateras puestas» ; – )