Never forget…

Había una zona de mi armario, que no osaba «tocar”. Un compartimento lleno de Cintas VHS, disquetes, CD’s y cintas de cassette

Ya hay gente en el planeta que no sabe que son estos artilugios, que, sin ser analógicos, ya no forman parte de este mundo digitalizado… Lo que tengo ahí, no está en la nube…Está en ese armario…

Tras los primeros instantes de desconcierto, al ser consciente del paso del tiempo que traslucen esos objetos, me he puesto manos a la obra. Muchas cosas se han ido de casa, pero, hay otras, a las que me ha sido imposible decir adiós, incluso sin tener soporte donde oírlas o visualizarlas. Solo los CD se salvan. Ya no tengo disqueteras, ni vídeo VHS, ni un aparato para cintas de cassette…

No sé que haré con todos estos objetos del pasado, pero he descubierto que hay muchos DIY en la red así que…Me los guardo…

No sea que un día me dé por hacer una lampara con las cintas de cassette…

Never forget.

A escribir.

Ya se acerca San Valentín y he querido recuperar esta idea…

Si a mí me llega una carta a mi buzón con mi nombre y la dirección escrita a mano, este hecho por sí solo ya despierta mi atención. Hace años, colaborando con una  Agencia de Publicidad , en un evento en el que se presentaba un chocolate “gourmet” , la responsable del proyecto nos hizo buscar una empresa que confeccionara invitaciones artesanas y, sobre todo, que preparara los sobres con la dirección manuscrita en una caligrafía exquisita…Íbamos a enviar 100 dossiers de prensa ( en cajas de bombones) y una invitación a una especie de “desfile de alta costura” de chocolates ( con degustación de las creaciones) y esas invitaciones tenían que transmitir una sensación de refinamiento, artesanía, exclusividad.

También es un factor de conexión emocional con el cliente de una shop On Line. Con el paquete, te llega una simple nota escrita a mano (tipo: Gracias por haber comprado nuestros productos. Disfrútalos. Equipo XX) y ya tiene otro toque. El toque humano.

Hoy, esto es raro. Nuestros buzones físicos se van quedando vacíos de nuestros temas personales y, en cambio, nuestros buzones virtuales se han llenado hasta los topes de nuestras palabras escritas en la nada. No es malo. Nos seguimos comunicando y de forma más efectiva pero sí que, en aras de la evolución, hemos perdido esa parte romántica y ritual de la relación epistolar. Si sois de los tiempos de la EGB, recordaréis que las cartas de amor tienen una textura única. Irrepetible vía digital.; – )

De ahí que, en los tiempos que vivimos, una carta manuscrita puede ser un gran obsequio afectivo con superpoderes.

¿Qué te parece olvidarte del mail, de los WhatsApp, de los SMS y escribir, en un papel, un mensaje para alguien que te importa ? Amigos, Familia, Amantes… Puedes hacer reír, llorar (de emoción) o declarar tu amor.

¿Qué te parece regalar una carta ?

 

Ejemplos de Carta de Amor para inspirarse:

Carta de Gustave Flaubert a Louise Colet

Agosto 15 de 1846

Te cubriré con amor la próxima vez que te vea, con caricias, con éxtasis. Deseo atiborrarte con todas las alegrías de la carne, de modo que te desmayes y mueras. Quiero que seas sorprendida por mí, y para que te confieses a ti misma que nunca siquiera habías soñado con tales transportes… Cuando seas vieja, quisiera recordaras estas pocas horas, yo quisiera que tus huesos secos temblaran con alegría cuando pienses en ellas.

Esto está escrito en 1846

Y esta otra de Pablo Neruda ( Octubre de 1959). ¡Qué carta, Dios!

A Matilde Urrutia, por Pablo Neruda

Señora mía muy amada, gran padecimiento tuve al escribirte estos mal llamados sonetos y harto me dolieron y costaron, pero la alegría de ofrecértelos es mayor que una pradera. Al proponérmelo bien sabía que al costado de cada uno, por afición electiva y elegancia, los poetas de todo tiempo dispusieron rimas que sonaron como platería, cristal o cañonazo. Yo, con mucha humildad hice estos sonetos de madera, les di el sonido de esta opaca y pura substancia y así deben llegar a tus oídos. Tú y yo caminando por bosques y arenales, por lagos perdidos, por cenicientas latitudes, recogimos fragmentos de palo puro, de maderos sometidos al vaivén del agua y la intemperie. De tales suavizadísimos vestigios construí con hacha, cuchillo, cortaplumas, estas madererías de amor y edifiqué pequeñas casas de catorce tablas para que en ellas vivan tus ojos que adoro y canto. Así establecidas mis razones de amor te entrego esta centuria: sonetos de madera que sólo se levantaron porque tú les diste la vida.

Alberto, del blog Desafectos, propuso esta preciosidad cuando publiqué este post.

Aunque bajo la tierra
mi amante cuerpo esté,
escríbeme a la tierra,
que yo te escribiré.

Parte del poema “Carta” de Miguel Hernández.

 

NB : Fotos de  Joanna Kosinska on Unsplash