Estoy reencontrándome con la música, gracias a unos cascos que me regalaron y que no había probado con profundidad por aquello del “aislamiento”. Este último fin de semana, he practicado el encierro musical…
Una de las canciones que han aparecido entre esas miles que ya acumula mi iTunes, ha sido “Entre dos aguas” de Paco de Lucía. Me pilló, sentada en una butaca confortable, al aire libre, con el sol dándome en la cara, el cielo azul y la sensación de que el mundo, en ese instante, era yo y esa canción.
Mi padre nos dejó hace ya cinco años. Esta era su canción…
Hablo con él casi cada día, en esta extraña y preciosa comunicación que se establece entre los que estamos y los que ya no están… Y digo extraña porque aunque creas que es un monólogo, al final, hay respuestas. Cada uno las recibe de un modo diferente y las procesa, también de forma distinta pero, hay comunicación bidireccional entre almas.
Cuando empezaron los acordes de la guitarra del maestro Paco de Lucía, me sentí transportada a un lugar muy bonito, en el que no hay nada físico pero sí una gran superficie emocional. Con aquellos cascos, la música se adentró en mi espíritu y conectó con el de mi padre.
No sé si fue místico pero sí que fue espectacular. Unos minutos de paz, de regocijo, de placer, de amor…
Mi monólogo interior obtuvo su respuesta…
Eso si que es placer: sol, musica y esa comunicación casi diriamos que mágica entre almas.
Una experiencia maravillosa la de dejarse llevar por la magia de la música. Y si además te conecta con otra alma, es perfecto.
Hay momentos que son de puro mágicos insuperables……
Como te entiendo!!
Es brutal! Y maravilloso…