Hace tiempo que no le dedico demasiada atención al huerto. Se me queja. Me he acostumbrado a su presencia y ya no le hago tantas fotos. Es lo que tiene lo de la “larga convivencia”…
Hoy, al pasar por su lado, me ha espetado un ¿Y qué hay de mi post? Estaba enfadado. Estoy segura que ha sido él, el que me ha enviado una horda de mosquitos hambrientos mientras hacía estas fotos… Han cenado a mi costa.
Y es verdad que, de vez en cuando, debo agradecerle el suministro constante de rúcula a mis ensaladas y pizzas. Si vienes a mi casa, comes rúcula sí o sí… No se acaba nunca.
También disfruto de una albahaca de un aroma potentísimo que convierte mi cocina en una Trattoria italiana, sólo traspasar la puerta con ella en la mano…
Y… hay un nuevo miembro en la familia huerteril. Planté unas semillas de tomate y sólo una ha prosperado. Es la mimada. Ha crecido y hasta se ha atrevido a florecer. Esa flor es un proyecto de tomate…
Si lo consigo ( ahora tengo que ponerle una cañita para “entutorarla”), le haré un homenaje en forma de ensalada. Con rúcula, por supuesto…
NB : Espero haber satisfecho su afán de protagonismo. ; – )
Mi pobre huerto ya ni se queja. Nos comimos las lechugas y hay un tomate madurando a ras de suelo. Espigó todo y solo la estevia prospera feliz. Un pequeño fracaso este año.
Besos
Bueno, oye, unas lechugas , un tomate y mucha estevia no es un fracaso. Es una cosecha discreta, es verdad, pero Esto es una aventura con final ” sorpresa”.
La rúcula aguanta vientos, tempestades y falta de riego.Comprobado!
Besos, Efw
Hermoso huerto, algún día yo mismo sembré mi propio huerto, ahora que leo tu post encuentro que siempre debí hacerlo, muchas gracias.
Siempre hay tiempo y…se puede empezar con macetas…;-)
Come on!