La primavera ya acecha por la esquina y, en las zonas mediterráneas, ya estamos empezando asomar el hocico a esos días de solete cálido y vamos viendo el lento despertar de los jardines y las macetas de los balcones.
Quien tiene muebles de teca ( o una madera tropical similar) , empieza a mirar ese color gris desvaído y ya está planificando “la puesta a punto” para recuperar su tono . Para eso, hay que limpiar y aceitar.
Esta es una de las tareas que a mí, me marcan el inicio de muchas cosas. Va llegando el buen tiempo…
Los primeros años ( o mejor, la primera vez) que hice esta labor de restauración, me pareció un plan fascinante. Me gusta estar en el exterior, me gusta pintar, me gusta currármelo y disfrutar con el resultado final… Compré todas las cosas que se deben comprar para la operación “voy a dar aceite de teca a los muebles” y esperé a que pasaran las lluvias y se iniciaran los días de sol a todo meter…Es importante que se seque bien.
El día que lo haces ( repito, por primera vez) te ubicas, encantado de la vida, en el exterior con tu mesa, tus cuatro ( o seis ) sillas de láminas ( atención : tiras y tiras de láminas) y dos tumbonas, por ejemplo. Ligerito de ropa e impregnado de protección solar. Gafas de sol y música. Dispones todo el material : aceite, pinceles, disolvente, trapos. Se supone que, antes, ya has dejado los muebles limpios ( imprescindible y…penoso ; – )).
En esta fase, se puede producir el “momento lata”. Siempre supone un retraso temporal…Vas a abrir la latita de aceite de teca y la cosa no es tan fácil. Debes buscar la herramienta correcta para hacer palanca. La buscas por ahí y cuando finalmente, abres la lata, ya está todo preparado, de verdad. En este tramo, se inicia la mejor parte. Conectas la música, remueves el aceite que ya desprende su olor característico y empiezas a aceitar. Se suele empezar con la mesa, que es lo que parece más fácil…
Y allí estás, encantado, con tu pincel, dejando que la madera se nutra y dejando la mesa cada pasada, más preciosa…Lalalari…Cuando llevas un ratito, te das cuenta que la mesa ,además de sus cuatro patas, tiene sus recovecos. Y, como no, esa parte interna que no se ve pero que, claro, también merece alimento. Lo que parecía una cosita de nada, empieza a complicarse. Cuando por fin has acabado, estás ya cansado de la brocha y el aceite. Gotea, te ensucia, es enganchoso pero…la mesa ha quedado tan bien que tienes suficiente ilusión para atacar una silla… Venga!. Música y , mientras la mesa se seca al sol, vamos a por la sillita…
Y ahí si que los recovecos y las lamas , y sus bordes , etc, etc…te empiezan a fastidiar. Al final de la primera silla, ya estás un poco irritado. Suele ser el momento , si es posible, de pedir ayuda al entorno… Quedan tres sillas más y las tumbonas, que se dejan –normalmente- para una segunda vuelta. Importantísimo no dejarse llevar por la impaciencia. Impaciencia = grumos, gotas que se solidifican con el sol…
Es posible que al principio, te esperes a que se seque y , pasados unos días, le des una segunda capa pero, cuando más experiencia tienes en “voy a dar aceite de teca a los muebles”, más importancia pierde la segunda mano. Se reduce a la nada y sólo se da una. Y punto y teca. Si llueve ( los que están afectados por la Ley de Murphy , aceitan y al día siguiente llueve) …pues que llueva. Tú , la capa, ya se la has dado…
Una vez has hecho todo eso, temporada tras temporada, te interesas por los sprays y cualquier método alternativo a la brocha pero, al final, siempre se vuelve a la lata y el pincel… Es curioso como, sabiendo lo que hay y que tiene su cuota de “deslomamiento”, hay una parte de ese sufrimiento que se olvida y, cada año, sales con más o menos ímpetu a aceitar los muebles.
Será por el sol…O será por lo que significa…
NB: Esta fotografía es de una plantación de árboles de teca. La teca (tectona grandis) es un árbol frondoso de la familia de las Verbenáceas que alcanza hasta 30m de altura. Se introdujo en Indonesia (Java) hace cientos de años y las más antiguas plantaciones de teca en Sri Lanka se han documentado a fines del siglo XVII.
NB2 : y mientras escribo esto, me entero que está nevando en Madrid…;-)Loca Primavera!!
Hola buenas… Vaya curro la dichosa teka.
En mi vida hay dos cosas que son totalmente inalcanzables, el Himalaya y pintar muebles.
Tengo 4 sillas de una madera parecida y en septiembre las guardo a buen recaudo para no tener que hacer todo lo que relatas.
Las que tengo todo el año en el jardín son de resina que sólo hay que tirarlas cuando se estropean y listo.
Puedes llamarme floja si quieres.
Saludos
Floja! ;-) pero..práctica…Cuando se me rompan los muebles de teca, ya veré qué hago.Tengo una amiga que lo tiene todo de resina ( parece madera, de verdad) y con un manguerazo, soluciona el tema…
¡Qué pereza! ja,ja,ja
Ha llovido tanto que , ahí está el tema, en stand by…( eso sí, ya tengo el aceite y los pinceles!) ;-)
Mi inicio de la primavera suele conllevar un domingo de » campaña jardin » que da una peŕeza similar, suele ocupar varios dias y va repleto de reproches al que tuvo la idea de una casa conjardin y un «lo haremos todo nosotros». Y si, cada año se acomete con ilusion y a las tres horas de sol y malas hierbas odias el jardin sintiendo un inusitado afécto hacia el hormigon. Solo nos faltarian muebles de teca para aceitar.
Pues ya sabes, complementa con muebles de teca y vas a tener diversión asegurada toda la primavera.;-) Suerte con la Campaña Jardín!!