Mi recuerdo de esta tienda está ligado a mi abuelo. Era un señor muy serio en apariencia que, misteriosamente, mutaba en un mago bromista que hacia las delicias de los niños de la familia.
Siempre, siempre, siempre, teníamos monedas de chocolate, envueltas en aquel papel dorado, detrás de la oreja que aparecían en su mano, por arte de magia. Y, también había desatado la furia de mi abuela (ella sí que era “recta”), poniendo levanta-platos en una mesa de domingo…
Recordaba la tienda como un lugar alucinante… Hace un tiempo, leí la noticia de su cierre y evoqué aquellos bellísimos recuerdos de mi infancia con una cierta tristeza… La tienda era una de las más emblemáticas del Gòtic, en la fabricación de gigantes y cabezudos y data de 1838.
Pero, este año, leí que un empresario de Girona, se había lanzado a su rescate. Y ahí está, resurgiendo…#Elingenioreviu
No pude evitar entrar y estar un ratito deambulando por el lugar. Y me compré un cerdito de hojalata que funciona a cuerda y nos hizo sonreír…
Es un espacio del planeta encantador que no podéis dejar de visitar si estáis en Barcelona…
Y volveré a por los levanta-platos. Seguro…
NB : Web «El ingenio» , aquí.