El resumen de este año nos lleva a lugares comunes definidos en palabras como estas : irrealidad, confusión, miedo, ansiedad, tristeza, incertidumbre , soledad, pérdida, resignación…También nos unen otros espacios colectivos con palabras más bonitas : comunidad, solidaridad, civismo, responsabilidad, emoción, afecto, empatía y…vacuna. A principios de enero, nadie se imaginaba que “vacuna” sería sinónimo de “esperanza”…
Ojeando las entradas del blog, que tan terapéuticas fueron para mí en tiempos pandémicos , he revivido el temor con el que fui al garden a buscar perejil y me vine con una albahaca pequeñita. Iba más protegida que El Mandaloriano y mi rapidez en entrar y salir, fue asombrosa.
Los ratitos de riego, cuidados y extras que me dio la albahaca ( el aceite aromatizado, por ejemplo) me permitieron distraerme en el confinamiento.
En esos instantes, estaba solo yo y mi albahaca, en un marco mental mucho más allá del maldito virus .
Meses más tarde, planté un olivo. Dicho así, la fotografía desmerece, pero…es un olivo de verdad. Confieso, por eso, que es muchísimo más aburrido.
La albahaca me dio más juego, pero, finalmente, acabó su ciclo y fue sustituida en mi proceso de “planta terapéutica” por una camelia.
Y en eso estoy, con una planta que florece en invierno. De un color rosa intenso.
Así está ahora. Preciosa. Vitalista y esperanzadora.
Como espero que sea el año que viene para todos.
NB : Eso sí, a la que pueda, vuelvo a plantar albahaca…
Cuánta hermosura te rodea y cuánta paz. Magnífica forma de recargarse de vida. ¡Feliz año! 🤗✨