La camelia ha estado muy activa. Primero, dejó caer varias flores en diferentes estados de evolución : secas, maduras y capullos.
La máxima cantidad que he visto desde que la tengo. No sé si es por una reivindicación de algún tipo ( que no he sabido descifrar) o simplemente, el viento la ha mecido demasiado…
Después, llegó la lluvia. Fue como una sesión de SPA después de su purga de frutos.
Y, ahora, está así de bonita.
Ya sabéis, nada como un baño con agua de lluvia. Infalible.