Sigo con mi curso de Relato Breve y con los ejercicios prácticos.
Este es el ejercicio número cinco, en el que debía cambiar el narrador de la historia. El relato base, por si tenéis curiosidad, es El faro de Juan José Arreola.
Ejercicio nº 5
Es una pena lo del faro. Lleva tantos años funcionando que me parece mentira que lo vayan a cerrar. Me sabe mal por Genaro y su familia, pero, sobre todo, por Genaro. Heredó el trabajo de farero de su padre y allí se fue a vivir con su joven esposa hace ya más de una década. Felices no se les veía, te diría que eran una pareja un tanto sombría hasta que apareció ese pariente lejano, que no tenía donde ir. Genaro y Amelia lo acogieron. No fue difícil percibir el cambio.
Cada semana les llevo las provisiones, por lo menos hasta que cierren el faro, así que los veo con frecuencia y pude observar, a medida que aquel hombre se instalaba, como Amelia fue recuperando la alegría. Ya se sabe, la soledad del faro no es para todos y, a ella, con la nueva compañía, le empezó a brillar la mirada.
Genaro sabe lo que pasa, pero es incapaz de asumirlo. El otro día, antes de pagarme, quiso que me sentara en la mesa dónde estaban acabando de comer. Mientras me servía un vaso de vino, explicó una anécdota de un cornudo. Era graciosa, pero, explicada por él, sabiendo lo que hay, se me antojó patética. Mientras se reía de forma estrepitosa y hacía gestos simulando tener cornamenta, Amelia estaba al borde del llanto y el pariente, lo miraba nervioso. Ella me dio pena, pero él, que quieres que te diga. Vive en casa de Genaro, con la mujer de Genaro y así seguirá hasta que cierren el faro.
A veces veo a Genaro por el pueblo. Dice que está de viaje de negocios y yo siempre le pregunto que qué negocios se trae entre manos un farero. Yo creo que les deja su espacio, que el faro es muy pequeño para tres, tú ya me entiendes. Suele comprar regalos que lleva a su familia. ¡A los dos! Se ha acostumbrado a eso y lo acepta. Y ellos, también. Parece que esa rutina extraña les va bien a todos. Genaro se pone voluntariamente la cornamenta y los otros, confundidos, no saben si hay que torear, aguantar, atacar o huir…
Es una pena que vayan a cerrar el faro. Perderé un buen cliente.
Y es una pena lo de Genaro.
Los Otros Ejercicios :
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