En la sección de las cartas de los lectores ( La Vanguardia, 14/02/09) aparecía una carta de Jose Mª Vilaseca, denunciando el acoso al que fue sometido por una televendedora de Orange. Lo escribe con sentido del humor y aportando una idea “salvadora” para los que alguna vez hemos sentido esa misma irritación.
Me sentí aboslutamente identificada con la carta de Jose Mª.
Sé que el tema del empleo está muy mal y que los “teleoperadores” se intenta ganar los escasos euros como pueden pero… como en todo , hay buenos y malos. Los buenos, son empáticos. Saben distinguir por el tono , el momento en el que deben seguir o cortar con aquella relación telefónica entre humanos. Saben que es mejor un cliente potencial sin tocar que uno cabreado.
Los malos, no perciben estas sutilezas y te lanzan a la oreja una verborrea incontenible que suele acabar con un educado cuelgue del telefóno por parte del pobre posible cliente, que estaba en su casa,jugando con su hijo y, tras atender una de esas llamadas de Identidad Oculta, ha perdido minutos valiosísimos de su tiempo además de un enfado gratuito con alguien a quien no conoce…fastidia menos pero no deja de ser una energía negativa… ¿ Cuantos de nosotros, no atendemos ( ya como norma sagrada e inviolable) las llamadas que no se identifican?
En su carta, Jose Mª nos explica lo que el hizo. Tras informarse de sus derechos, esperó que la chica-te-vendo-lo-que-sea-y-a-la-hora-que-sea lo asaltara a las nueve de la noche y le dijo : “En virtud de los artículos 5.5 y 30.5 de la ley orgánica 15/1999 de Protección de Datos de Carácter Personal, ¿sería usted tan amable de proporcionarme el nombre y los datos del responsable del fichero para proceder, según lo establecido en la ley anteriormente mencionada, a cancelar cualquier dato referente a mi persona que obre en su poder?”
Evidentemente, No comments. No one. La chica-te-vendo-lo-que-sea-y-a-la-hora-que-sea colgó inmediatamente el teléfono…
Así que, ahora, tengo la carta ( con este párrafo marcado en fosforito) en la puerta de mi nevera. Hoy, no he recibido ninguna de esas llamadas mientras he estado en casa pero sé que pronto, muy pronto, podré poner en circulación el antídoto contra los-te-vendo-lo-que-sea-y-a-la-hora-que-sea…