La gaviota.

Esta casa está en el barrio de Prati, en Roma, en la orilla derecha del río Tíber. 

Está decorada con pinturas de pájaros en los frisos. 

Y coronada por golondrinas. 

El amor por las aves se hace tan evidente en su fachada, que he estado varios días, pensando que la gaviota que estaba posada en el techo era una escultura. La veía siempre. Inmóvil. En la misma posición.

Me gusta el edificio y los detalles que lo hacen peculiar, así que decido hacer las fotos.

Y entonces, le hago zoom a la gaviota.

Parece que se mueve. Y lo hace. Y como si supiera que la estoy fotografiando, alza el vuelo.

No era una escultura…