Soy comerciante. Un vendedor ambulante. Llevo una bolsa llena de mi mercancía, colgada al hombro y me muevo por las calles de tu ciudad. De cualquier ciudad… El material que vendo es de primera calidad. Para consumir en el momento preciso, justo en ese instante.
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Ahora soy famoso por lo de la libertad.Sí, hace poco vendí la palabra «libertad» a un partido político. Soy un simple comerciante y mi transacción acaba cuando entrego la palabra. No tengo responsabilidad en su mal uso.
También compro. Cuando a alguien le sobra, le hago una oferta y si nos interesa a los dos, adquiero el producto.
Ahora voy a comprar. Son de dos amantes, que se acarician el rostro y se besan con delicadeza. Se están mirando a los ojos. Les sobran las palabras y estas son de primera: Amor, Cariño, Pasión, Compromiso, Compañía, Viaje, Amistad, Lealtad, Respeto, Gratitud… Las compro todas.
Es una buena inversión y la amortizo con rapidez. Tengo un cliente al que le faltan las palabras. Lo estoy oyendo: “No tengo palabras para agradecer…” Voy para allí con mi mercancía.
Seguro que tengo alguna palabra de calidad para él. Una “Inefable” recién comprada…
Soy comerciante.
Compro y vendo palabras.
¿Tienes alguna que me interese?
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NB : Inefable: Que no puede ser expresado con palabras.
NB2 : Libertad : Facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos. (RAE)