Nuestra relación con la TV ha cambiado. Ya no es lo mismo… Vemos las series que ya tienen “Temporada Completa”. Atrás quedan los tiempos en los que esperábamos -¡una semana! –a que emitieran el siguiente capítulo…
Vemos programas en diferido, porque según qué horarios de emisión, hacen impracticable el buen dormir y el buen despertar, así que elegimos la hora que nos conviene en nuestra televisión a la carta.
Ya no vemos películas en canales generalistas, interrumpidas por eternos minutos de publicidad…Cada vez hay más anuncios y más argucias: “Volvemos en 7 minutos, te ofrecemos un minuto de película y te volvemos a encasquetar otros 7 minutos de publi…”
Tenemos a nuestra disposición cientos de series, películas, documentales…Aunque ese acceso a tanto entretenimiento, también tiene su cara B. No sé si os pasará también a vosotros, pero desde que accedo a estas plataformas de contenidos, hay días en los que estoy un buen rato decidiendo qué ver y al final, agotada, no veo nada…
Nuevos tiempos, nueva relación. Y sí, ya no es lo mismo…
Ahora, es mejor aunque, a veces, nos desborde…
Justo describiste mi relación con Netflix: tengo un tiempo libre, suficiente para ver tal vez un capítulo completo de algo; pierdo media hora viendo lo que hay disponible (trailers de por medio) y veinte minutos tratando de decidir qué veo. Conclusión: agoté el tiempo que tenía según yo libre jajajaja
Ahora, voy en plan kamikaze…Empiezo, vuelvo hacia atrás y, empiezo otra cosa…El “Seguir Viendo” está que arde!😉