La luz me orienta. Sé, gracias a ella, dónde está mi arriba y mi abajo.
Mi Norte y mi Sur. Me dice hacia dónde debo dirigirme y si es de día o de noche.
Es muy importante para sobrevivir en un mundo de depredadores… Pero, esta vez, la luz era una trampa…
Estoy inmóvil, creo que en una pared blanca.
De cara a la pared…
Siento que son mis últimos instantes… Un animal, monstruoso y enorme, se acerca. Ese ser repugnante es el responsable de que la luz estuviera dónde no debiera estar y que la luz, no fuera la que debía ser.
Me ha quemado. Me ha cegado.
El depredador se acerca…
NB : Mañana, «El depredador.»
Ohh!! Luz.. depredador… que intriga.. :-*
Ya verás…Un monstruo! ;-)
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