Lo primero, es despertarse más tarde de lo habitual, sin tiempo para desplegar las rutinas. Eso, inicia el caos.
Una vez compensado el tiempo de retraso con la falta de ceremoniales matinales ( cappuccino y prensa, bici elíptica , zumo de naranjo contando las nubes o mirando los tomates, etc…) , llega el momento de adaptarse a la luz del sol. También, eso, parece ser más caótico… La velocidad ha anulado tu capacidad estética y, ahora, bajo el foco del día, te das cuenta que esos colores o esas arrugas o esas sandalias… En fin, hay que obviarlo. Es una característica del Momento Caótico : vestida con el culo durante unas horas…
El coche, claro, está ardiendo. Pones el aire acondicionado a toda torta y la música…Con la potencia del ventilador, no se oye nada de nada… Bien, estás casi a punto de salir y entonces, descubres que el mando que abre la puerta del garaje no va. Simplemente, no va. Aprietas el botoncito de apertura y aquello, no hace nada. Le sigues dando apretones, unos más rápidos, otros con intervalos temporales. Nada. La puerta cerrada a cal y canto…
Apertura manual y…a sudar. La penosa estética se ve ampliada por la humedad y el calor. La puerta pesa más que nunca. En el Momento Caótico, todo pesa más o va más lento o hay que arrastrarlo o se estropea…
Mientras tú estas sufriendo en la lucha por salir del parking, oyes el teléfono. A lo lejos. Está dentro del bolso, en el asiento del copiloto, dentro del coche con el aire a todas pastilla y…la radio.
Una vez superada la puerta, buscas el móvil en ese bolso que te pareció genial por su tamaño king size. Suena de nuevo, mientras rebuscas, remueves y palpas pero, no. Eso es la cartera. Finalmente, lo encuentras pero en el intento, se te vuelca el bolso…El teléfono ya se ha callado.
Llegados a este punto, sólo hay una opción viable : salir del parking, cerrar la puerta en modo manual y volver al coche. Observar tus pertenencias, diseminada aquí y allí. Inspirar. Expirar. Entonces, te retuerces, reubicando sin ton ni son, todas las cosas que han salido de ese pozo sin fondo. Hay un instante fugaz en el que te comprometes a llevar menos cosas para la próxima pero…es fugaz. Lo último que encuentras es el teléfono, que en la refriega, se ha vuelto a despistar.
Del Momento Caótico se puede salir de dos formas :
1) Ampliando el caos al resto del día ( entonces ya es un Día Caótico) o
2) Inspirando.Expirando. Escuchando la canción adecuada que te compense .Inspirando. Expirando…
Así que con Jocelyn Brown gritando con su excepcional voz negra , he dejado atrás la puerta y el momento caótico. Me ha ido de un pelo pero he conseguido normalizar el día ( con el bolso desordenado y pinta desastrosa pero normalizado...)
Hasta es posible que cuando llegue a casa, presione el botoncito del mando a distancia y la puerta del garaje, se abra por arte de magia…