Se nos ofrece la naturaleza. Nos dice: “Mira estos bosques, o esta cala, o esta duna o este prado. Son tuyos. Disfrútalos. “ Y el humano , que de tan imperfecto es tonto, va para allí. Y se instala para disfrutar . Y tanto es lo que disfruta que decide dejar rastro . Una vieja botella de plástico por aquí, un papel por allá, una compresa al mar o unas viejas zapatillas abandonadas entre la fresca, pura y perfecta hierba…

Cada año, nos tienen que recordar que NO se deben tirar colillas encendidas, ni botellas de cristal… Cada año, nos recuerdan que como seres imperfectos , también somos unos guarros…

Lo más curioso es que nadie parece ser el culpable . Yo, por mi parte, puedo afirmar que no dejo ni rastro . Ni tampoco lo hacen mis amigos y familiares… Entonces, ¿quién es el guarro?. ¿Cómo podemos cazarlo?.

Una de las posibilidades es la amonestación directa : señalar con el dedo, criminalizar (¿ Por qué no?). “Tú, guarro, recoge lo que has tirado.” Entraña algunos riesgos . Por ejemplo que recibas una respuesta agresiva,
( además de guarros son energúmenos) pero se podrá compensar por cantidad. Me explico, seguro que los marranotes son pocos ( aunque se hagan notar tanto!) y los “sin rastro” les ganamos en número. Por lo tanto, no debemos tener miedo de increpar. Somos más.

Otra posibilidad tiene un matiz de suerte cósmica, algo de magia y mala leche: consistiría en hacer ( ya digo que como por arte de magia) que los guarros pudieran recuperar la basura de la que alegremente se desprenden. Ejemplos : Apago los cigarrillos en la arena y ¡plaf! aparece en mi plato de gazpacho el numero exacto de colillas que he dejado para que los niños hagan con ellas sus castillos de arena. ;me voy a dormir y cuando descubro mis sábanas, allí están las bolsas, las latas de cerveza y los kleenex usados…Justicia divina.

Como no hay varita , va a ser lo de señalar con el dedo…

Imperfección inspiradora.
Agosto 08, mi amada Ibiza.
Tipo : guarrerismo urbano que no arte.

Dalt Vila. Portal de Ses Taules (1854)