Antes que Risto Mejide hiciera famoso el modelo de sofá “Chester”, yo ya tenía el mío. Y amarillo…
Tenía que aparentar tranquilidad. Si veía el miedo en sus ojos habría ganado la batalla.
El monstruo se acercaba con una sonrisa en los labios y los brazos extendidos. Estaba a punto de abrir la boca y lanzar sobre ella, esa arma mortal contra la que no podía luchar.
La única posibilidad era huir. Despistarlo por un momento y correr hacia los ventanales, con todo el impulso que pudiera alcanzar y…saltar. No sabía si resistiría la caída, no era una gran altura pero no se creía preparada para saber caer pero no había otra salida.En la gran sala de un blanco impoluto, sólo había un sofá amarillo , una puerta blindada y aquella gran ventana, desde la que se veía el cielo de ese extraño tono rojizo.
Él avanzó unos metros más, situándose muy cerca, demasiado, tanto que pudo oír el aire entrando en su boca, mientras se preparaba para …
¡No podría soportarlo!
La raza humana no estaba preparada para comunicarse como aquel ser primitivo requería. Sólo el hecho de intentarlo, iba a acabar con ella. Pensar en ello, la había paralizado de terror. Los humanos , sólo se comunicaban en lo que llamaban “área funcional”. Todo lo referente a la transmisión de las emociones, se había eliminado de su código genético hacia siglos.En estos tiempos, eran incapaces de establecer comunicación emocional. Eso lo habían intentado hacer los ancestros de sus ancestros y tras la manifiesta incapacidad de entenderse entre ellos, se anularon completamente sus aptitudes comunicativas y, por lo tanto, la capacidad comunicativa emocional quedó absolutamente aniquilada.
Le habían hablado de aquellos grupos de resistencia que , en el transcurso de los siglos, habían conseguido preservar esa capacidad. Se rumoreaba que secuestraban a los seres humanos normales y los sometían a terapias bajo el lema :“Hablando, se entiende la gente”. Pocos sobrevivían a ese híper-estímulo cerebral.
Ahora, le tocaba a ella.
Ya no había tiempo. Aquel extraño ser, ya le había cogido del codo y la guiaba hacia aquel sofá amarillo. Seguía con aquella afable sonrisa en su rostro y una mirada que transmitía ¿comprensión? …No supo decodificarlo .
Estaba aterrorizada.
Él se acomodó en el sofá, mirándola a los ojos . Sus labios se movieron y lanzó el arma mortal sobre ella.
-¿Hablamos?
Muy bueno… «ese» seguro que era un político… jajaja
O no…Esos no hablan , embaucan ;-)
Besos, Rosa
Miedo a hablar, a decirle a otro.. «te necesito, abrazame», o.. sencillamente decirle que necesita su compañía en silencio.
Me imagino ese brillante sofá amarillo, en la habitación blanca.. es… relajante. ¿nos sentamos a hablar? Besos :-)
Miedo, miedo…pero ese sofá tiene poderes especiales… ;-)
Abrazos, Inspi
NB: no estás de puente???Aquí, noooooo ;-(
¡Qué bueno! Si es que a veces olvidamos que tenemos esa capacidad…
Al final, se eliminará de forma natural en el proceso evolutivo…¿Te imaginas? Terrible!
Besos, TD
Esa frase que dice «necesitamos hablar» puede encerrar tantas cosas..
Abracitos desde el silencio
El contexto siempre aporta pistas…;-)
Abrazos silenciosos.
«Se rumoreaba que secuestraban a los seres humanos normales y los sometían a terapias bajo el lema :“Hablando, se entiende la gente”. » Me ha matado de risa esa parte, es una joya. Siempre que alguien menciona la palabra «¿Hablamos?» o la frase «tenemos que hablar» sabes que todo esfuerzo ya es en vano y que la situación ya se fue al diablo. Muy entretenido y divertido el relato. ¡Saludos!
Es una frase que, como le decía a Mariel, según el contexto cambia de sentido.Y , sí, según que contexto ya sabes que NO vas a hablar , ni a racionalizar, ni a pactar, ni nada de nada…;-)
Un abrazo, Rosa
NB : aunque…siempre hay que intentarlo…
Pues puede parecer ficción, pero a este paso vamos directos porque no pasamos ya del ¿tecleamos?
Me ha gustado mucho! Besitos By
Cierto! Ya pronto seremos seres -pantalla.
La piel será un lujo.;-)
Besos diabólicos.